viernes, 13 de mayo de 2011

batallas


(según la RAE)
confiar.
(Del lat. *confidāre, por confidĕre).

1. tr. Encargar o poner al cuidado de alguien algún negocio u otra cosa.
2. tr. Depositar en alguien, sin más seguridad que la buena fe y la opinión que de él se tiene, la hacienda, el secreto o cualquier otra cosa. U. t. c. prnl.
3. tr. Dar esperanza a alguien de que conseguirá lo que desea.
4. intr. Esperar con firmeza y seguridad. U. t. c. prnl.


Hace mucho que olvidé el significado de la palabra, quizá no para dejar de entenderla pero sí para dejar de utilizarla. “Esfuerzo” parecía mucho más conveniente en casi todas las situaciones. Siempre he pensado que no se puede estar orgullos de las cosas que no se han elegido o las cosas que han llegado por casualidad, como la fecha de cumpleaños, los apellidos o el país en el que se ha nacido. Pero sí de las cosas ganadas con esfuerzo, como los idiomas aprendidos o los récords personales (no comer demasiado chocolate, andar en monociclo….).

La semana pasada disfruté de tres horas de aeropuerto a pesar de no volar a ninguna parte, y disfruté sin los nervios de enfrentarme al control de seguridad. Disfruté de las historias de un recién llegado a la vida real después de 108 días de aventuras y como siempre, me recomendó que confiase. Esta vez (por extraño que parezca) no discutí como de costumbre, confié y parece que todo marcha por buen camino. Pablo dice que no es solo esfuerzo, que también es confianza, que son las dos, así que puedo estar orgullosa.


Y enseguida llega el día 22, y yo creo que se me ha agotado la dosis de confianza por una buena temporada. Ninguno de los partidos políticos (a excepción de Bildu, al menos para estar en las elecciones) parece esforzarse. Confiar en la democraciarealya.es (15 de mayo 18 h.) es confiar en algo que lucha por algo que aun no existe en España y que requiere de un esfuerzo grande. Confiar en políticos que venden racismo no es nada atrayente, y los que venden recortes sociales bajo el paraguas del socialismo tampoco, cuando todo queda salpicado con corrupción, apetece saltar por la ventana, pero una que esté alta, porque hoy, no se puede confiar ni en tener una muerte digna.


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